lunes, 11 de noviembre de 2013

AFRONTAR LAS DIFICULTADES DE APRENDIZAJE

Gracias a uno de esos correos interesantes que me ha mandado un amigo, he tenido la oportunidad de volver a ver un documental sobre el sistema educativo de Finlandia. Siempre es interesante profundizar en cómo este país ha logrado ser una referencia a nivel mundial por sus resultados educativos.

Ya hace tiempo que en algunos de los cursos que imparto suelo decir que la educación en las escuelas de Finlandia se caracteriza fundamentalmente por dos cosas: la formación de sus docentes y, especialmente, por la responsabilidad que asumen de sacar adelante a todos y cada uno de los alumnos que les encomiendan. En el vídeo, cuyo link es http://youtu.be/yRMWcsqnsmY, se puede observar esto con más detalle.

Me gusta decir que en un aula de 25 alumnos y alumnas puede haber tres tipos de escolares:
  1. Los que tienen una Necesidad Educativa Específica, ya sea un síndrome de Down, un ciego, autista, etc. Puede ser 1 en la clase.
  2. Los que aprenden a su ritmo, pero sin mayores dificultades, suelen ser 20 ó 21 por clase.
  3. Los que tienen algunas dificultades de aprendizaje, digamos leves o que no llegan a necesitar de especialistas. Pueden ser 3 ó 4.


Para los primeros (NEE) su tratamiento y desarrollo de los aprendizajes requiere una especialización, por lo que habitualmente existen docentes especializados que los atienden dentro de las aulas, ya sean orientadores que planifican su adaptación curricular, profesores de Pedagogía Terapéutica o de Audición y Leguaje que les atienden individualmente durante horas, ya sea con el apoyo continuo de una Auxiliar de Educación Especial.

Para los segundos, no hace falta nada, casi hasta el profesor puede ofrecerles una pequeña orientación hacia el aprendizaje y dejarles solos, o como suelo decir: “a pesar nuestra” aprenden.

Es con los terceros con quienes hace falta una mayor dedicación, una búsqueda de otros métodos de enseñanza, proponerles otra manera de aprender. Y eso es lo que hace el profesorado de Finlandia, especialmente en los primeros cursos de escolarización.

Evidentemente no es lo único que caracteriza al sistema educativo finlandés, hay otros muchos aspectos: una rigurosa selección de los estudiantes que van a acceder al magisterio, una formación pedagógica más intensa, una legislación muy básica y de enorme consenso social, una gran autonomía de los centros, un enfoque de los aprendizajes basados en el pensamiento, en la creatividad y en la innovación, una total confianza de la Administración en los docentes, un gran prestigio social del profesorado, etc.

Pero como todo eso no se puede lograr de la noche a la mañana, mi pequeña aportación es esta: ¿por qué no empezamos a procurar sacar adelante a esos alumnos del tercer tramo, a esos que tienen pequeñas dificultades de aprendizaje? Y para ello, en lugar de irnos hasta Finlandia, podemos observar a ese compañero o compañera nuestra que lleva muchos años de éxito en su docencia, que trabaja y consigue sacar adelante a alumnos de esas características. Vamos a observarle, qué hace, cómo lo hace, qué estrategias metodológicas utiliza, qué fichas o recursos ha creado, qué materiales adquiere para trabajar con esos alumnos. Con todo lo positivo que nos pueda transmitir, nos volvemos a preguntar ¿cómo puedo aplicar eso en mi clase, con Ainhoa, con Raúl, con Ana, con Jeray… cono esos tres o cuatro alumnos que tienen pequeñas dificultades?


Seguro que encontramos la fórmula… siempre que estemos dispuestos a meter la cabeza, el corazón y, probablemente, más tiempo del estipulado por las autoridades educativas. Es decir, siempre que estemos dispuestos a darlo todo por esos niños y niñas que requieren de nuestra mayor atención.

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