martes, 26 de noviembre de 2013

Sintonía con el ideario del centro

La LODE definió en un principio y posteriormente la LOE lo corroboró, que los titulares de los centros educativos pueden establecer su carácter propio, lo que habitualmente denominamos “ideario del centro” o “Misión, Visión y Valores” en la terminología actual. No se trata de un invento de la LODE ni de la LOE, previamente numerosos centros educativos tenían claramente definidas las señas de identidad de su colegio, “el ideario del centro”, por tanto ante una existencia previa, lo que dichas leyes hacen es “legalizar” la situación, es decir darle carta de naturaleza a una realidad preexistente.

Cuando una persona (pongamos san Juan Bosco) o una institución (pongamos la Compañía de Jesús) comienzan tareas de formación para los jóvenes de la sociedad en la que viven, aportan sus señas de identidad. En el primer caso una acogida de jóvenes machacados por la industrialización, para formarles humana y cristianamente en un sistema preventivo que evite que caigan en la marginalidad social; y en el segundo una formación humana y cristiana profunda para que los jóvenes participen activamente en la misión evangelizadora de la Iglesia allá por el siglo XVI. Esas señas de identidad, con los lógicos cambios según las nuevas situaciones sociales, es lo que configura el carácter de los colegios salesianos y jesuitas respectivamente, es decir sus “idearios de centro”. Y eso mismo lo podríamos decir de numerosas instituciones que se dedican a la enseñanza.

Cuando el centro correspondiente abre sus puertas, la institución que lo rige (Entidad Titular) informa a la sociedad en general sobre cuál es su carácter propio, de forma que las posibles familias que manifiestan su interés por acudir a ese centro saben a qué tipo de colegio llevarán a sus hijos. Por tanto la aceptación de dicho carácter propio por parte de los padres y alumnos, se sobreentiende que se acepta en el mismo momento de la matriculación del niño o niña en el centro. De la misma manera que los jóvenes que acudían a don Bosco sabían que era un sacerdote que, además de darles comida y cobijo, les enseñaba a trabajar y a rezar.

Respecto a la aceptación del ideario del centro por parte del profesorado, se entiende que la Entidad Titular tiene capacidad y libertad de cara a la contratación del profesorado, por lo que se sobreentiende que en el proceso de contratación se establecerá algún criterio que refleje la aceptación del ideario del centro por parte del personal que vaya a ser contratado, de lo contrario se declinaría su contratación. De la misma manera que los profesores que ayudaban a los jesuitas en la formación de los jóvenes del siglo XVI sabían que la Compañía establecía su colegio para profundizar en la formación humana y cristiana en aras a una posterior misión evangelizadora, lo aceptaban y les apoyaban.

Hasta aquí la teoría, luego llega la realidad que, como es tan rica en matices y tan diferente en unos y otros casos, no me atrevo a diseccionarla. Lo cierto es que uno de los problemas que actualmente se encuentran los equipos directivos y, especialmente, las entidades titulares de los centros educativos de identidad cristiana, es la falta de sintonía de algunos de los profesores con el ideario del centro: bien por falta de formación sobre dicho ideario, bien porque entienden que han sido contratados para dar formación científica y no religiosa, o bien porque directamente no comparten el ideario del centro.

En mi opinión toda Entidad Titular debería tener en cuenta de cara a su profesorado, especialmente si el ideario hace referencia a la identidad cristiana del centro, cuatro aspectos básicos:

1. Aceptación del ideario del centro.
2. Coherencia de vida entre lo que se acepta y lo que se hace.
3. Correcta transmisión a los padres del ideario del centro.
4. Ayudar a los alumnos a identificarse con el ideario propio del centro.


Cuando existen dificultades es conveniente que la Entidad Titular ponga en marcha algún mecanismo que ayude al profesorado a asumir esos cuatro principios básicos, evidentemente no se trata de imponer nada, simplemente de ayudarles a sintonizar mejor con el centro y, por tanto, a que los objetivos educativos del centro se cumplan.

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