viernes, 26 de junio de 2015

Los materiales curriculares son algo más que un libro de texto

Siempre he admirado a Dewey porque, a mi entender, fue el impulsor de nuevas formas didácticas, proponiendo la utilización de diversos materiales curriculares y priorizando la actividad del alumno en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

No obstante, es preciso citar a Pestalozzi como el primer pedagogo moderno que proponía la utilización de objetos para la enseñanza de los números y tablillas y materiales para la escritura. Pero estamos hablando del final del siglo XVIII, cuando la enseñanza primaria todavía no estaba ni mucho menos universalizada.

Sin embargo fue John Dewey, pedagogo estadounidense, quien a principios del siglo XX elaboró una propuesta metodológica diferente a la utilizada hasta entonces, cuando ya la enseñanza escolar estaba muy extendida, al menos en occidente. Consistía en considerar la experiencia actual y real del niño, de forma que a partir de ella fuese capaz de identificar un problema, inspeccionar los datos disponibles y proceder a la búsqueda de soluciones viables, formulando las hipótesis de solución y comprobando su validez. En definitiva Dewey quiso dar un sentido práctico al currículum, que integrase la actividad del niño para que lo desarrolle en periodos cortos. Dicho de otro modo, suscitó el aprendizaje a través de la actividad, lo que en la práctica suponía manejar otros materiales para el aprendizaje diferentes a los estáticos libros de texto.

"Una inspección cuidadosa de los métodos que han sido permanentemente exitosos en la educación formal revelará que su eficiencia depende del hecho que ellos vuelven a la situación que causa la reflexión fuera del colegio en la vida ordinaria. Le dan a los alumnos algo que hacer, no algo que aprender; y si el hacer es de tal naturaleza que demanda el pensar o la toma de conciencia de las conexiones; el aprendizaje es un resultado natural.” (Jonh Dewey 1916).

¿No suena este mensaje de Dewey a las actuales metodologías activas que se llevan a cabo en muchos centros educativos como didácticas innovadoras? Tales como PBL (Problem Based Learning), ABP (Aprendizaje basado en Proyectos), Aprendizaje Cooperativo, Contratos de Aprendizaje, etc.

Maria Montessori fue otra pedagoga de principios del siglo XX, que convencida de la enorme capacidad de aprendizaje de los niños a través del descubrimiento, diseñó todo un método de enseñanza fundamentado en que los aprendizajes se alcanzan a través de la actividad y la observación del niño guiado por el adulto, por ello dio una especial importancia a los materiales didácticos, incluyendo como tal hasta el mobiliario escolar.

Más reciente en el tiempo Célestin Freinet, representante de la Escuela Nueva de mitades del siglo XX, fue partidario de una educación por el trabajo y de una pedagogía moderna y popular. Propuso un método natural y democrático, donde el alumno fuese el autor de sus propios libros, se expresase con libertad y creatividad y utilizase los libros de la biblioteca a su criterio y materiales diversos para el aprendizaje.

El éxito de experiencias pedagógicas que han marcado la historia de la práctica educativa, caso de los métodos Freinet o el método Montessori, se explica, entre otras razones, porque supieron instrumentar la comunicación pedagógica y el contacto con el mundo a partir de materiales nuevos”. (Gimeno 1991)

Todos estos pedagogos y otros muchos, diría que se rebelaron contra una enseñanza estática y uniformizadora basada en los libros de textos y apostaron por enseñanzas activas y abiertas basadas en materiales y objetos reales y prácticos para fomentar la observación, experimentación y, en definitiva, los aprendizajes de los alumnos. Ciertamente hicieron mella entre el magisterio y a partir de los años 80 (al menos en España) el libro de texto dejó de ser la única referencia para los aprendizajes del alumno.

En el fondo supuso una importante ruptura con la visión uniformizadora de los contenidos y métodos de la enseñanza que vislumbraron los ilustrados del siglo XVIII y que fue acogida rápidamente entre los políticos de la educación en su afán de “controlar” qué se debía enseñar en las escuelas.


Podemos decir que desde finales del siglo XX, ya el libro de texto no es la única herramienta de transmisión de contenidos ni el único material que propone actividades al alumno para que este aprenda. Aunque lo políticos educativos, se siguen resistiendo, como veremos otro día.

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